¡Un mes desde mi última publicación! Quizá por estudios, por entrenamientos, o por mero descuido; hace tiempo que no escribo nada. Pero hoy me gustaría hacer hincapié sobre un tema que me afecta quizá demasiado: la concentración en los entrenos, el deseo de hacer las cosas bien y el saber cuándo he de hacer una broma y cuando estoy en serio.
La verdad es que puedo llevar este tema a la vida misma. Hace un par de semanas que me doy cuenta de la importancia de esto y quiero remarcar que es fundamental para el buen funcionamiento del entreno. Así que, veamos:
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La verdad es que puedo llevar este tema a la vida misma. Hace un par de semanas que me doy cuenta de la importancia de esto y quiero remarcar que es fundamental para el buen funcionamiento del entreno. Así que, veamos:
- Concentración. Si falta concentración, da igual que nuestros jugadores estén activos, porque no sabrán cuando o cómo trabajar lo que hacen en ese instante.
- Querer hacer las cosas bien. No me vale un "sí", no me vale un "para qué hacer esto, si luego no lo haré en los partidos", etc. Me vale que la actitud de mis jugadores sea la correcta para aprender, es decir, que quiera mejorar gracias a nosotros.
- Bromas sí, bromas no. Creo (o más bien quiero creer) que bromas sí, pero obviamente en su justa medida. El entreno es tiempo de trabajo, por lo tanto tengo que estar callado y concentrado, puesto que para conseguir una buena concentración y sobretodo un buen ámbito de trabajo necesito estar callado y como diría aquél, ''¡Al loro!''.
Quizá estoy un poco mal acostumbrado pero como entrenador debo exigir a mis jugadores que en el entreno solo se abre la boca si es para animar o para defender.
Para finalizar debo decir que una persona, tanto entrenador/a como jugador/a, debe saber diferenciar cuándo se está de 'cachondeo', y cuando hay que ponerse serio y sobretodo cuál es su papel en pista y fuera de ella.