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domingo, 2 de noviembre de 2014

Reflexiones en voz alta

En esta reflexión intentaré ser objetivo, aunque aviso de antemano que estaré muy lejos de conseguirlo, no estoy pasando por una gran época digamos “baloncestística”, y por esa razón quería enfocar mi reflexión por este camino. El tema a tratar de hoy son los “mandamases”, líderes en pista y fuera de ella, los místers. Una descripción adecuada para éstos, según mi parecer se acercaría a:

Líder con carácter y carisma suficiente para mover masas, buen comunicador, ejemplo de entrega y sacrificio para así hacer que este acto sea recíproco. Buen psicólogo, de confianza pero jamás amigo.
Habréis notado que más que una descripción... son unas normas, y nada más lejos de la realidad. Para mí estas “normas” son fundamentales, si no eres capaz de cumplirlas quizás toca trabajar ya que para el buen funcionamiento de un equipo son indispensables.  
Es evidente que es difícil recibir algo que no has dado de antemano ya no solo en el baloncesto sino en la vida. Con esto quiero decir que, si no hay talento, éste se puede suplir con ganas. Tus jugadores lo recompensarán. Pero el problema llega si no hay ni ganas ni intención de tenerlas. Desde luego que no saldrá nada a derechas, es muy difícil hacer que un jugador “se deje los cuernos” en algo que él no cree, y mucho menos si no ve esfuerzo del entrenador para que él lo aprenda y crea en ello.


Quizás y sólo quizás, ese jugador que juega los minutos menos trascendentales y anota de 4 a 6 puntos por partido si tuviera confianza, algo por lo que luchar, unos compañeros por los que daría todo, un entrenador que si le dijera: “traspasa esa pared” él lo haría. Quizás y sólo quizás, te sorprendería de lo que es capaz, pero no deja de ser un suponer (nótese el tono irónico).

Avisé que quizás no conseguiría ser objetivo, y lo siento pero no lo he conseguido.


Llegados a este punto me gustaría culminar con la evaluación de esta reflexión lanzada al aire. Cree en lo que haces, haz que los demás crean en ello. Busca el bien común, eres el presidente de un pequeño país llamado "EQUIPO". No tomes siempre las buenas decisiones, no es indispensable ya que no eres perfecto, todos nos equivocamos... pero la diferencia de un gran entrenador a uno que no lo es, es que el bueno de una opinión equivocada te hará creer que se puede y darlo todo, arriesgando y haciendo lo imposible.

No dejéis de formaros que ellos lo que quieren es aprender.



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