En esta reflexión intentaré ser objetivo, aunque aviso de antemano que estaré
muy lejos de conseguirlo, no estoy pasando por una gran época digamos “baloncestística”,
y por esa razón quería enfocar mi reflexión por este camino. El tema a tratar
de hoy son los “mandamases”, líderes en pista y fuera de ella, los místers. Una descripción adecuada para éstos, según mi
parecer se acercaría a:
Líder con carácter y carisma suficiente para mover masas,
buen comunicador, ejemplo de entrega y sacrificio para así hacer que este acto
sea recíproco. Buen psicólogo, de confianza pero jamás amigo.
Habréis notado que más que una descripción... son unas normas, y nada más lejos de la realidad. Para mí estas “normas” son fundamentales, si no
eres capaz de cumplirlas quizás toca trabajar ya que para el buen
funcionamiento de un equipo son indispensables.
Es evidente que es difícil recibir algo que no has dado de antemano ya no solo en el
baloncesto sino en la vida. Con esto
quiero decir que, si no hay talento, éste se puede suplir con ganas. Tus
jugadores lo recompensarán. Pero el problema llega si no hay ni ganas ni intención de tenerlas. Desde
luego que no saldrá nada a derechas, es muy difícil hacer que un jugador “se
deje los cuernos” en algo que él no cree, y mucho menos si no ve esfuerzo del
entrenador para que él lo aprenda y crea en ello.
Quizás y sólo quizás, ese jugador que juega los minutos menos
trascendentales y anota de 4 a 6 puntos por partido si tuviera confianza, algo
por lo que luchar, unos compañeros por los que daría todo, un entrenador que si
le dijera: “traspasa esa pared” él lo haría. Quizás y sólo quizás, te sorprendería de lo que es capaz, pero no deja de ser un suponer (nótese el
tono irónico).
Avisé que quizás no conseguiría ser objetivo, y lo siento pero no
lo he conseguido.
Llegados a este punto me gustaría culminar con la evaluación
de esta reflexión lanzada al aire. Cree en lo que haces, haz que los demás crean
en ello. Busca el bien común, eres el presidente de un pequeño país llamado "EQUIPO". No tomes siempre las buenas decisiones, no es indispensable ya que no
eres perfecto, todos nos equivocamos... pero la diferencia de un gran entrenador a
uno que no lo es, es que el bueno de una opinión equivocada te hará creer que
se puede y darlo todo, arriesgando y haciendo lo imposible.
No dejéis de formaros que ellos lo que quieren es aprender.
Muchas gracias!!
ResponderEliminarMuy bien escrito si señor.
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