Muy de moda está últimamente que los padres se conviertan en segundos o terceros entrenadores de los equipos. No quiero meterme con los padres y madres de los entrenadores, es más, al contrario. Considero que sin ellos, y su compromiso no habría jugadores, ni ambiente en los partidos.
Pero debemos llegar a un punto de inflexión en el cual algunos padres quizás sobrepasen esa delgada linea que separa el animar al jugador con el hacer de entrenador. Los hijos (sobretodo a edades tempranas ) hacen lo que los padres digan. Si dicen misa, harán misa. Por el mismo argumento, si dicen que no nos hagan caso, puede ocurrir que no nos hagan caso.
Quiero que sea esto sea un mensaje positivo para los padres y madres de todos los jugadores. Su trabajo es fundamental para el correcto funcionamiento emocional del jugador, por esa misma razón hay que dejar los temas de pista para el entrenador, y preocuparse de que su hijo reciba una buena educación en casa y tenga todo el apoyo posible en todo momento. Por esa razón, si hay que hablar con ellos, a través de una reunión de club y exponer el problema, no creo que haya ningún inconveniente. Los entrenadores también podemos hablar fuera de horario de entreno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario